

La historia de un niño y un superhéroe, CEO Aulas AMiGAS.
Imaginen la vida de un niño que crece en un barrio de drogas en la década de los 90s en la ciudad de Medellin, Colombia cuando ésta era considerada la ciudad más violenta del mundo. Antes de sus 10 años habían asesinado a su abuelo, su tía, su primo, su padrino y había visto como a pocos metros de distancia suyo mataban a tiros a personas inocentes que solo caminaban por la calle. Antes de sus 12 años había entendido que sobrevivían las personas más malas y que las drogas y las armas eran la mejor fuente de poder. Les pregunto, ¿Que probabilidad tiene un niño como este de vivir más allá de los 16 años o de convertirse en ingeniero, doctor o por lo menos no ser un sicario más de su barrio? ¿Que puede salvar a un niño como este de esta “muerte anunciada”? Acaso lo harán ¿Las políticas públicas de educación? ¿La tecnología e innovación?
Pues, esa fue mi vida hasta mis 12 años, sin embargo ocurrió algo que me cambió la vida. Un Maestro encontró la manera de inspirarme lo suficiente para que pese a que tuve que abandonar la Universidad cuando apenas comenzaba, pudiera crear una de las empresas de tecnología educativa más innovadora de América Latina según MIT Techreview, Accenture y el Ministerio de Industria de Colombia, dedicada a apoyar con tecnología a los Maestros que como mi Maestro han decido inspirar.
Hoy estoy convencido que la transformación social que necesitan los países emergentes debe comenzar con la transformación de la educación de nuestras nuevas generaciones. Pero también estoy convencido de que hemos abordado mal la idea de Innovación Educativa. Estamos creando magníficas políticas públicas intentado replicar modelos que han funcionado en países desarrollados y en el último año se estiman inversiones superiores a 1 billón de dolares en tecnologías educativas en América Latina y la conclusión parece ser siempre la misma: “El maestro no está listo para recibir tecnología en el aula y se ha convertido en el principal enemigo de la llegada de las TIC a las escuelas públicas de nuestros países.”
Es muy fácil para el sistema educativo lavarse las manos poniendo en los hombros de los Maestros toda la responsabilidad del fracaso de las costosas iniciativas de transformación tecnológica de la educación. Sin embargo, no podría estar ésto más lejos de la verdad. El problema no es que el maestro no use las herramientas tecnológicas del Siglo XXI en sus aulas, el problema es que estamos llenando las aulas de clase con “basura” de silicio y obligando a los maestros a que encuentren que hacer con ellas.
Mi Maestro tomó la decisión de salvarnos la vida a mi y a un grupo de estudiantes que cambiamos las esquinas de los barrios por la ciencia, la astronomía, electrónica básica o cualquier otra cosa que nosotros mismos encontráramos apasionante. Sin embargo, mi profe, no conocía las políticas públicas de educación. Había sido maestro porque no encontró otro trabajo, así que no estaba formado en pedagogía y el artefacto más tecnológico del aula era una tiza y el pizarrón y aún asi, mi profe consiguió el propósito de la educación en mi contexto: nos inspiró y nos motivó a romper el círculo vicioso de violencia y drogas.
Es por eso que siento que estamos enfocando mal los esfuerzos y las inversiones en innovación educativa. “La innovación educativa” ha centrado su atención en encontrar la manera en que los aprendices del siglo XXI desarrollen el mayor número de competencias posibles. Incluso el término “Innovación Educativa” ha terminado generando la idea de una sustitución inminente del maestro con tecnología, cuando en realidad la tecnología debería estar enfocada en re-potenciar la labor del maestro y resignificar su rol. Luego de investigar a más de 80 mil maestros en 7 países en América Latina hemos puntualizado las áreas y la manera en que la tecnología debería apoyar al maestro para convertirlo innovadores pedagógicos y tecnológicos dentro del aula:
Sin embargo las inversiones en innovación educativa se han centrado en tecnologías que contribuyen parcialmente a un par de ellas y que atienden más a estrategias de generación de consumo de tecnología que a las verdaderas necesidades del Maestro. Para un maestro incorporar tecnología a estos momentos claves del proceso de enseñanza/aprendizaje requiere incorporar cerca de 90 herramientas tecnológicas, cada una tan complejas que sólo unos cuantos logran dominar. Tenemos que parar de llevar tecnología a las aulas sólo para adornarlas, tenemos que llevar tecnología que se conviertan en aliadas de los maestros, que le faciliten la vida en lugar de complicarla.
Es por eso que he decidido trabajar de la mano de un equipo de más de 200 personas en tecnología pensada para cambiar la vida del maestro, y hemos creado y patentado la primera herramienta tecnológica que integra hardware, contenidos y algoritmos de inteligencia artificial que prometen convertirse en algo así como el asistente personal de los maestros que lleva internet donde no hay internet, que personaliza el aprendizaje, que mejora la comunicación con los padres de familia, que conecta a maestros de todo el mundo, que apoya al maestro en su crecimiento profesional y lo más importante, promueve la re-Dignificación de la labor más importante del mundo: